viernes, 9 de octubre de 2009

Un disco paranormal (El nacional 1994)

C:\>
C:\> cd wp51
C:wp51> wo
C:wp51> PENDEJO... ES "WP", NO "WO"
Estaba sentado frente a la computadora oyendo un disco nuevo cuando sucedió todo. En el momento que Joaquín Sabina decía "yo no soy Mickey Rourke" la pantalla me insultó. Quedé como un idiota pensando en los alcances de la tecnología nacional y la forma en que los programadores habían pasado del gazmoño "Comando o nombre de archivo incorrecto" a peladeces más drásticas para ser usadas en el probable caso de que el usuario metiera la pata. Pulsé la tecla correcta y me olvidé del asunto.
Fue el primer error.
Pasó una semana, escribía mi colaboración para "El Financiero", el tema era fútbol. Me proponía cuestionar los criterios de Mejía Barón y describir (con cierta visceralidad) como los hoyos de la nariz le llegan a los pómulos, cuando sucedió otra vez; puse una coma y -sin que mediara intervención humana- en la pantalla fueron apareciendo nítidamente las siguientes palabras: TE HAS DE CREER MUY CHISTOSO ¿VERDAD? Esta vez las sienes me latieron, el asunto salía del alcance tecnológico y entraba en territorio del demonio. Por segunda vez en ocho días reaccioné como un idiota, apliqué la tecla de back space y borré el mensaje, de nada sirvió; la máquina replicó: AY TU ¡QUE MIEDO!... NO ME VAYAS A BORRAR. Desde luego era una señal, pero ¿de qué carajos? Misterio. Para ganar tiempo, apagué la computadora, me tomé un tehuacán y busqué el controvertido libro "Guía del cazador parasicológico" que alguna vez Muriel Chapa había traído a la casa para una sesión de ouija que resultó un fiasco. Allí descubrimos que nuestra capacidad para convocar a lo insondable era limitada ya que en cuatro horas de sesión obtuvimos el siguiente mensaje: "pizarrita ñiño pum". Muriel olvidó el libro (y un sombrero horroroso) y a partir de esa fecha el texto fue usado para cumplir diversas funciones: nivelar mesas, guardar recibos y como lectura de excusado en casos de estreñimiento.
Después de media hora de búsqueda encontré el libro. En la sección de mensajes del más allá leí el siguiente párrafo: "Tal vez el más peligroso tipo de mensajes ocultos son los que describió un científico francés en 1896, en ellos, las manifestaciones se dirigen con crudeza al médium hasta volverlo completamente loco. El escritor Gustavo Flaubert por ejemplo, decía escuchar voces que lo llamaban "perdulario", "ganapán" y "bestia de carga". Estudios realizados por Julian Oates de la Universidad del este de Adelaida, sugieren que las fuerzas que se manifiestan guardaban algún encono en el momento de morir contra la persona que recibe los mensajes". El libro refería mensajes a través de vasos que se movían, televisiones que se encendían en un "programa detestable", pero de computadoras, nada.
Tomé papel y lápiz y me dispuse a ensayar una lista de aquellos (vivos o muertos) que pudieran guardar algún encono contra mí. El asunto resultó muy poco satisfactorio. Dentro de los fiambres me encontré con que el único que podría tener motivos para hacerme alguna trastada desde el más allá era mi tío Julián, un viejo jijo-de-la-tiznada. Cuando se murió dije para mis adentros "que bueno, viejo cáscara" mientras a mi tía le expresaba cuanto sentía todo. En el campo de los vivos encontré, sin embargo, una cantidad preocupante de casos; desde "El Manotas" al que le debo un dinero desde hace veinte años, hasta la China Mendoza que se enojó por algo que escribí en el periódico.
Estimulado por mi proceder científico cometí el segundo error: prendí la computadora y con mano temblorosa pregunté:
C:\> ¿Eres el tío Julián?
C:\> TU MAMA
Desde luego era una respuesta desalentadora. A una pregunta planteada con decencia, la máquina respondía con grosería y sin tino alguno ya que mi madre se encontraba en ese momento en la cocina de su casa cocinando huauzontles. Por otro lado, no salía yo de ninguna duda ya que el tío Julián era perfectamente capaz de ofrecer esa respuesta. Intenté una aproximación diferente, producto de un arranque espiritual:
C:\> ¿Eres Dios?
C:\> ¿NO TE DA VERGÜENZA PREGUNTAR ESTUPIDECES?
Insistí:
C:\> ¿Acaso me observas? ¿Estás cerca? Si me ves, dime como soy.
C:\> GORDO Y PELON
Debo admitir que ésta última respuesta fue muy dolorosa. Como la estrategia interrogatorio no estaba funcionando decidí esperar, al medio minuto la máquina despertó:
C:\> MIRA, YO TE QUIERO AYUDAR, ASI QUE SIMPLEMENTE SIGUE MIS ORDENES Y CALLATE LA BOCA. ESTOY DISPUESTO A CONVERTIRTE EN UN HOMBRE MUY RICO ¿ESTAS LISTO?
Dije que sí con las manos sudadas.
C:\> BIEN, PON ATENCION, VAS A APOSTAR TODO EL DINERO QUE PUEDAS CONSEGUIR A UN CABALLO. SU NOMBRE LO ENCONTRARAS EN LA EDICION DEL 13 DE ENERO DE 1895, DENTRO DEL SEMANARIO "EL MUNDO ILUSTRADO", BUSCA EN LA PAGINA SIETE, QUINTO PARRAFO, TERCERA PALABRA... SUERTE.
Y la máquina se apagó. Pasé muy mala noche esperando la hora en la que abren la Hemeroteca, cuando le pregunté al hombre que atendía si efectivamente había tal publicación, estaba ya seguro de que me iba a contestar que no. Casi me desmayo en el momento que lo vi regresar con un libraco de enormes proporciones y unos guantes especiales que me extendió para que no maltratara el texto. Le di una credencial de la UNAM y el me dio el libro. En una mesa apartada lo abrí, encontré el número correcto, la página correcta y el párrafo correcto que empezaba así: "M. A. Ballu respetando la integridad de la vieja decoración de 1889, procura vivificarla..." ¡Ballu! Era un nombre un poco extraño pero, que demonios. Salí corriendo, compré un periódico y descubrí que en la carrera estelar se presentaba Blue Bayou, una potranca tresañera que pagaba 20 a 1. No tuve dudas, corrí al banco, saqué todo el dinero y me fui al hipódromo.
Blue Bayou llegó en octavo lugar.
Cuando volví a mi casa la computadora tintileaba:
C:\> MUCHACHO, MUCHACHO, TAN BRUTO COMO TU PADRE. NOS VEMOS PRONTO Y DISCULPA EL JOLGORIO... TU TIO DON JULIAN.
Tomé mi bat oficial de los Diablos Rojos y le aticé un cañazo al CPU, luego al monitor... Desde entonces, escribo a mano. y soy infinitamente más pobre, por culpa de los pinches espíritus.